domingo, 6 de julio de 2014

Voltaire



Voltaire es un célebre escritor y filósofo francés que junto con Montesquieu, Rouseau, Diderot y otros grandes pensadores de su tiempo, crearon la famosa Enciclopedia con la que dio comienzo el glorioso Siglo de las Luces (Siglo XVIII).

Él y ese preclaro grupo de mentes brillantes le dieron a la humanidad la posibilidad de entender el mundo utilizando la razón.

Y como siempre. El mayor obstáculo que se creó para que se entorpeciera la difusión de esos volúmenes fue interpuesto por la Iglesia Católica. Una actitud criminal; pues, en ese entonces, a los seres humanos les urgía un salvavidas que los rescatara de aquel profundo mar de ignorancia en el naufragaban desde la Edad Media.

Aforismos de Voltaire
La medicina es el arte de entretener al paciente mientras la naturaleza le cura su enfermedad.
Es peligroso tener la razón cuando el gobierno está equivocado.
La prudencia se asila en el alma de los hombres tristes.
Los políticos utilizan palabras para ocultar sus pensamientos.
El hombre busca la felicidad como los borrachos, su casa. Ambos saben que existe.
Quien cree que el dinero lo puede todo, acaba haciendo todo por dinero.
La felicidad existe; pero no se encuentra si se va tras ella.
La civilización no suprimió la barbarie; sólo la perfeccionó y, al refinarla, la hizo más cruel y más terrible.
La incertidumbre y la certeza son actitudes extrañas: la primera es incómoda; la segunda, absurda.
La idiotez es una enfermedad curiosa: no es el paciente quien la sufre, sino los que están con él.
Si la naturaleza no nos hubiera hecho un poco frívolos, seríamos aún más desgraciados de lo que somos. Gracias a que somos frívolos, la mayoría de la gente no se suicida.
La mentira es vicio sólo cuando hace daño. Cuando sirve para ayudar al bien, es una gran virtud.
Los arroyos límpidos de las altas montañas son claros porque no tienen demasiada profundidad.
El amor propio comparte muchas características con nuestro aparato genital: es absolutamente necesario, lo queremos mucho, nos brinda el mayor de los placeres, pero hay que mantenerlo oculto.
La duda es desagradable, pero la seguridad es ridícula.
El sabio no es quien sabe más, sino quien conoce mejor lo que no puede saber.

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